¿A dónde huyo?
- Lii.
- 21 ago 2020
- 3 Min. de lectura
Es muy agotador huir de aquello que Dios nos llama a hacer, de lo que él, en Su propósito eterno ha depositado dentro de nosotros. A veces pensamos que, la solución es mudarnos de ciudad o de país con la intención de dejar todo atrás, hacernos los desentendidos, escondernos detrás de mil excusas, darle prioridad a otras cosas creyendo que de esta manera sepultamos eso que el Padre nos confió. La realidad es que no importa cuánto lo intentemos, solo se nos ira tiempo valioso en la desgastadora travesía de huir.
Puedes preguntarle de esto a Jonás. Hay mucho para aprender de su historia, pero me cautiva el hecho de que él nos representa en todos los momentos en los que nos encontramos con la idea de que huir es la solución. Zarpar en un barco, ser lanzado al agua e incluso ser tragado por un gran pez parecen las opciones a tomar antes que aceptar el llamado que Dios ha hecho en tu vida. Ni renunciar, ni hacernos los desinteresados, ni poner pausas largas… nos dará la paz que, solo al hacer la voluntad del Padre podemos disfrutar.
Durante un año abandoné este proyecto del blog. Traté de esconder y enterrar los escritos que a diario aparecían. Es curioso, porque creí que era algo con lo que solamente yo iba a lidiar —sí, con el peso de saber que estaba renunciando; pero no hubo un tan solo día de ese año en que Dios en su infinita ternura de Papá, no me confrontara. Utilizó todos los medios, recursos y estrategias para sensibilizar mi corazón endurecido y orgulloso, que se resistía a hacer Su voluntad. ¡Sí! en algo tan básico como escribir un post. ¿Acaso no nos pasa eso? Queremos huir, incluso, de las cosas mas pequeñas que Dios nos entrega.
Jeremías 1:5, resonaba en mis sentidos: «Yo te elegí antes de que nacieras; te aparté para que hablaras en
mi nombre a todas las naciones del mundo».
Lo que El ha puesto en nosotros —por el simple hecho de que fuimos Su elección—, sea a nuestro parecer pequeño, como escribir en un blog, ejercer el talento que tengas, liderar un grupo de jóvenes o una pequeña comunidad de personas en tus redes sociales… o bien sea algo grande, como lo que Jonás debía hacer, predicarle a toda una ciudad, liderar una iglesia entera, dirigir proyectos que son de alcance nacional e internacional; todo eso que llevas dentro de ti, todo, proviene desde la eternidad: un propósito eterno; que no tiene otra intención más que conectarnos y conectar a otros al corazón del Padre.

Jonás es la prueba de que cuando Dios te llama para algo, Su presencia abarcara todos los puntos cardinales que te rodeen, para siempre encontrarte y seguirte. Su amor es insistente, precisamente porque fue El quien te eligió y apartó para una voluntad más grande que la tuya, ésta es buena, agradable y perfecta.
Salmos 139:7-12, ¡Jamás podría yo alejarme de tu espíritu, o pretender huir de ti! Si pudiera yo subir al cielo, allí te encontraría; si bajara a lo profundo de la tierra, también allí te encontraría. Si volara yo hacia el este, tu mano derecha me guiaría; si me quedara a vivir en el oeste, también allí me darías tu ayuda. Si yo quisiera que fuera ya de noche para esconderme en la oscuridad, ¡de nada serviría! ¡Para ti no hay diferencia entre la oscuridad y la luz! ¡Para ti, hasta la noche brilla como la luz del sol!
No se puede huir. No importa cuánto quieras alejarte, te seguirá. Estas agotado. Estas agotada. Es agotador huir de El y de su llamado. Quizás te has detenido porque alguien te dijo que no eras bueno para la labor, o te ves a ti mismo/a y te dices ‘’alguien lo puede hacer mejor que yo’’; pero hoy voy a darte una razón para que no renuncies: Dios te encontró confiable. Eso que Él te entrego, eso para lo que te ha llamado, es porque confiaba que podías con ello. Fuiste su elección. Así que ve y desentierra el talento - ¡el llamado! que escondiste, ¡no zarpes mas en barcos! porque el Padre ha confiado en ti y sigue confiando en ti, porque va a usar eso que tu tienes para conectarte y conectar a otros a Su corazón.
¡Te abrazo!
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