top of page

Ni lo más profundo...

  • Lii.
  • 24 jul 2020
  • 3 Min. de lectura

Siempre he creído que uno de los atractivos mas espectaculares de ver y conocer, es el mundo debajo del mar. Tuve esta oportunidad hace algunos años con mi familia, en un barco con fondo de cristal, exploramos el arrecife más grande de América, en la isla de Roatan. Es increíble todo lo que puedes encontrar dentro de tanta profundidad.


Había zonas tan profundas que ni la luz del sol alcanzaba a alumbrarlas. El dicho de ‘’encontrar una aguja en un pajar’’ se quedaría dentro lo posible, a comparación de que esta aguja se hundiera en el mar. Resulta que es una experiencia fantástica, mientras estas dentro de un barco como este, o quizás si te animaste a bucear con todo el equipo necesario. De alguna manera te sientes seguro y todo lo que puedes hacer es disfrutar y gozar la vista.


La experiencia no sería igual si estuvieras bajo una tormenta, con olas enormes y mucha lluvia; peor aún, si no estuvieras dentro del barco. La sensación de hundirse, en una noche oscura, en medio de la nada y con fuertes vientos —definitivamente no es la mejor invitación para conocer el mundo debajo del mar.


La biblia narra una historia que ocurre en el mar de Galilea, en Mateo 14. El área mas profunda de este mar es de aproximadamente 40-46m y en la media 25,6m. En cualquiera de las áreas, hundirse, no seria una buena opción.


En esta historia, vemos uno de los tantos momentos de Jesús con sus discípulos. Uno en particular: Pedro. Creo que puede representarnos en muchas formas; era audaz, imprudente, impulsivo, no era una persona muy fácil de amar. La buena noticia, es que, para Jesús, no hay persona difícil y mucho menos existe alguien que no pueda ser envuelto por su amor.


Pedro, nuestro valiente y audaz Pedro, le dice a Jesús —en medio de aquellos vientos y olas enfurecidas— que lo invite a llegar hacia donde él estaba (nada más y nada menos se encontraba caminando sobre las aguas ¡Ja! ¡pan comido!). A lo que Jesús le dijo: «Ven». Quiero dejar esto en claro: en este punto, Pedro era amado por Jesús.




Pedro, sin más, salió de la barca y caminó sobre las aguas… ¿Qué crees? Jesús seguía amándolo.

Y conocemos la historia, Mateo 14:30 dice, Pero al ver el fuerte viento, tuvo miedo; y comenzando a hundirse, dio voces, diciendo: Señor, ¡sálvame!


Yo también hubiera gritado por ayuda, sabiendo que debajo de mí, había un mar con muchos metros de profundidad. Y en la vida, ¿quién no está pidiendo o quién no ha pedido a gritos por ayuda porque nos hemos encontrado en una situación como esta —hundiéndonos?


Un día nos vemos con toda la audacia, valentía y los pasos de fe que hemos dado, y de repente sucede algo y nos vemos hundiéndonos en nuestros miedos. Lo peor es que ponemos en duda si Dios nos sigue viendo a través de sus ojos de amor a causa de tener las aguas cubriéndonos —cuando deberíamos estar caminando sobre ellas. Somos duros con nosotros mismos.


Pero quiero dejarte esto: Jesús también amaba a Pedro, mientras se hundía en las aguas. Jesús también te ama mientras estas tocando fondo, mientras te hundes. Jesús te ama mientras caminas por las aguas tanto como cuando éstas, te están hundiendo. Su amor es interminable e inseparable.


Romanos 8:39, DHH, ni lo más alto, «ni lo más profundo», ni ninguna otra de las cosas creadas por Dios.

¡Nada podrá separarnos del amor que Dios nos ha mostrado en Cristo Jesús nuestro Señor!

Te abrazo.

Comments


  • White Facebook Icon
  • White Instagram Icon
  • White Twitter Icon

© 2023 by Fashion Diva. Proudly created with Wix.com

bottom of page