Bajo el mismo techo.
- Lii.
- 15 may 2020
- 3 Min. de lectura
Este post no es una secuela de una película romántica. Es una carta abierta sobre lo que he meditado y orado mucho en este tiempo de casas.
Pienso que cada techo es distinto, quienes están bajo de él y lo que se vive, también:
Bajo el mismo techo, hay familias que están unidas, siendo un altar de adoración, siendo casas de pan y luz para ellos –y otros.
Bajo el mismo techo, hay familias disfuncionales; los pleitos, contiendas y violencia domestica –física, emocional y psicológicamente– han aumentado (si este es tu caso, por favor busca ayuda), el divorcio y la separación esta tocando la puerta del corazón.
Bajo el mismo techo, hay familias en luto, seres amados que jamás creyeron que, les habían dado el último abrazo y mucho menos pensaron que despedirles seria de una manera tan fría –sin compañía.
Bajo el mismo techo, hay familias que tienen la bendición de tener alimento en casa, en un tiempo tan difícil. Bajo el mismo techo, hay familias que tienen la preocupación de, si tendrán alimento en la casa, en un tiempo tan difícil.
Bajo el mismo techo, hay familias en distanciamiento para proteger a los suyos de no contagiarles.
Bajo el mismo techo, hay familias haciendo todo lo posible para aprender a convivir juntos –cosa que antes no creyeron importante, por los cortos lapsos de tiempos en los que «sí» convivían. Descifrando relaciones y roles entre padres e hijos, y entre pareja.
Bajo el mismo techo, hay quienes están solos/as. Extrañando a quienes aman, conviviendo consigo mismo/a –o al menos intentándolo; viéndose a sí mismos –algunos amando lo que ven, otros no tanto; y quizás desarrollando nuevas habilidades y proyectos, o bien, solo contando los días para regresar a su vida cotidiana...
Y así…
Lo curioso es que, quizás siempre estuvieron estas situaciones presentes, pero el hecho de que nos toca enfrentarlo –sin otro lugar a donde huir–, es lo que lo hace más real y vivencial. Todos nos encontramos en uno de estos techos ¿Lo habías pensado?

En medio de esto, Dios me hacia recordar que, a El le gustan las casas.
Hay mucho sobre esto en la biblia, pero me concentraré en lo siguiente.
Jesús en una ocasión dijo:
Juan 14: 1-3, »No dejen que el corazón se les llene de angustia; confíen en Dios y confíen también en mí. En el hogar (casa) de mi Padre, hay lugar más que suficiente. Si no fuera así, ¿acaso les habría dicho que voy a prepararles un lugar? Cuando todo esté listo, volveré para llevarlos, para que siempre estén conmigo donde yo estoy.
Las casas son una idea de Dios, por eso en el cielo hay casa: una en la que tendremos un lugar para habitar siempre con El. Por eso, su idea también es tener una gran familia: una que more bajo el mismo techo de Su amor, donde Su presencia lo iluminará todo y ya más nada hará falta –completamente plenos: porque estaremos con El. Juntos. Por la eternidad.
Me gusta atesorar esta verdad y promesa en mi corazón, porque en un tiempo como este, aleja las angustias. Me redirecciona y me invita a descubrir cómo vivir el cielo en la tierra –mientras llego al lugar que ha preparado para mi; de cómo ser y tener una casa del cielo en la tierra: una en la que Jesús siempre esté, sin importar las circunstancias que están por fuera del techo o debajo del mismo.
Son momentos inciertos.
Pero sigamos confiando en El.
No existe alguien que pueda cuidar mejor de Su casa y de Su familia, que nuestro Padre Dios.
Te abrazo.
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