42,000 piezas.

Unos días atrás, probé algo nuevo para mis uñas de las manos. Me gustó el resultado. Funcionó intacto por quince días aproximadamente. Era un pintado permanente. Y la manera mas usada para quitártelo, es que limes la uña. Un domingo por la tarde, tomé esa misión.

Logré quitarmelo pero las uñas me quedaron super débiles. A tal punto, que hace dos días, la uña de mi dedo meñique de mi mano derecha, se quebró hasta la raíz. Me dolió hasta la última hebra de mi cabello. El cuerpo humano es así. Por muy pequeña que sea la pieza que falta, duele a todo el cuerpo perderla.

Ahora, imagina un rompecabezas de 42,000 piezas. En el 2017, se le consideró el rompecabezas con más piezas en el mundo. ¡Un reto completo para aquellos que aman este tipo de juegos! Supongamos, que después de varias intensas semanas, estás por terminar de armarlo, y se te pierde una pieza o varias; o por falla de fábrica la última pieza que te faltaba colocar, salió repetida o no encaja —sólo de pensarlo, me duele hasta la última hebra del cabello. ¡Horrible!

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La vida se parece mucho a esto. Creo que a diario tratamos de que encajen nuestras 42,000 piezas. Y en varios intentos pareciera que muchas de esas piezas o pedazos de nosotros se caen o se han perdido. ¡Y cómo duele! Pero es por la perspectiva en que lo vemos. Solemos enfocarnos en la ''pieza'' no en el ''por qué no encajó''. Solo vemos el ''derrumbe de los pedazos'', no el ''por qué'' o el motivo por el cual Dios permitió eso.

Así que, cuando todo parezca caerse en pedazos, deberías considerar que quizás no esta ocurriendo eso.

• Quizás realmente los pedazos están encajando en el lugar que deben estar.

Ten paz.

A Dios le salen muy bien los «rompecabezas».

A fin de cuentas, Él te diseñó y todo lo que esta a tu alrededor.

Isaías 41:4, TLA: »Yo soy el único Dios y mantengo «bajo control todo» lo que pasa en este mundo. He existido desde el principio, y existiré hasta el final.

¡Te bendigo y te abrazo!