top of page

¡Cicatrices de guerra!

  • Lii.
  • 3 may 2018
  • 2 Min. de lectura

Tengo una cicatriz en mi mano izquierda. Tenia 9 años cuando fui a atacada por un dóberman. Recuerdo la imagen del perro, muy enojado y sus grandes colmillos cerca de mi rostro, listo para morderme y probablemente matarme. Luché con él, tanto que sus dientes quedaron prensados en mi mano, lo que le dio tiempo a mi prima para quitármelo de encima. Eso me traumatizó. Durante muchos años yo no podia ni ver un cachorro. Hoy tengo una cicatriz que me lo recordará siempre.


¿Quién no tiene una guerra que enfrentó de la cual obtuvo una cicatriz? Y no quiero que solo pienses en lo natural o físico, sino en todo lo que has enfrentado en tu vida ―te han marcado, quizás te han estancado o siguen supurando dolor a tal punto de no permitirte vivir una vida plena. Hoy quiero que veas otra perspectiva y Jesús sera nuestro ejemplo.


¡Qué no vivió Jesús! pero quiero concentrarme en la cruz. En Mateo 27:32-56,Lucas 23:26-49 y Juan 19:17-30, encuentras todo el proceso ''final'' de su muerte ―crucificado en la cruz. Para que El pudiera sostenerse en esa cruz, clavaron sus manos y su pies; tampoco olvidemos todas las demás marcas en su cuerpo por los golpes, azotes y la corona de espinas. Pero era Su guerra, nadie mas podia pelearla por El.



Murió, fue sepultado y al tercer día resucitó ―tal como lo había dicho (Mt. 16:21, Mr. 8:31, Lc. 9:22). Y aparece a sus discípulos ―a sus amigos y hermanos― y esto me encanta, porque luego de saludarlos hizo esto: ''Dicho esto, les mostró las manos y el costado. Al ver al Señor, los discípulos se alegraron. Jn. 20:20''. Siempre creemos que solo el «incrédulo» de Tomás necesitó «ver para creer» pero la realidad es que todos vieron sus cicatrices y así le reconocieron.


Nadie jamás que había estado muerto por días, se había levantado por si mismo, con vida de entre los muertos. Jesús debía demostrar este milagro. Y no hubiera sido posible hacerlo ―si al presentarse a sus discípulos― El no hubiera tenido cicatrices de heridas que sanaron. Ellos habrían dicho que era un fantasma o algo irreal. Pero sus cicatrices en sus manos, pies y costado eran evidencia. Las cicatrices son evidencia de guerras peleadas. Jesús no se avergonzó de ellas ―a pesar de que para otros eran señal de derrota― El las utilizó para mostrar el poder de Dios. Y gracias a eso ―sus discípulos y hoy nosotros aprendemos de ellas.


No me avergüenzan mis cicatrices. Me recuerdan las guerras que he ganado con Dios y las guerras que me han servido de lección a mi vida. Hoy las utilizo para mostrar el poder de Dios y hacerles saber a otros que con El, se puede continuar, se puede sanar, se puede comenzar nuevos capítulos y se puede vivir plenamente. ¡Cambia tu perspectiva!


¡Te bendigo y te abrazo!

Comments


  • White Facebook Icon
  • White Instagram Icon
  • White Twitter Icon

© 2023 by Fashion Diva. Proudly created with Wix.com

bottom of page