¡No te quedes en la orilla!
- Lii.
- 2 mar 2018
- 3 Min. de lectura
El fin de semana pasado fue de piscina, mucho sol y un par de amigas. Déjame decirte que ''nadar'' no es mi habilidad mas destacada. Pero a diferencia de aproximadamente 5 años atrás, yo jamás me habría animado siquiera a entrar a la piscina con mis amigas como lo hice estos días. De adolescente, tuve una experiencia donde casi me ahogo y después de eso me convertí en la chica que siempre se quedaba en la orilla. ¡Y ni hablamos de profundas aguas! no podia ni imaginarlas. Vivir malos momentos, producen miedo en nosotros a volver intentarlo. Pero Dios usa hasta nuestras malas experiencias para enseñarnos algo nuevo. He aquí lo que El me enseñó:
¿Podrías visualizarte frente al mar? Sin duda que es hermoso. El sonido de las olas y de las aves son un arrullo de paz a tus sentidos. Nuestra vida es como ese hermoso mar, se encuentra justo frente a nuestros ojos. Y algunos estamos observándola desde la orilla. Quizás porque la vida que tenemos frente a nosotros no ha sido ''tan hermosa'' como esperábamos. De perdidas tras perdidas. En algunos momentos en calma y en casi muchos otros momentos en tormentas. Otros, tienen la seguridad de saber ''nadar'', pero aun así la vida se presenta como un reto delante de ellos. Necesitamos: confiar. Pero, no solo basta confiar en uno mismo.
Yo recuerdo que la primera vez que conocí el mar, era una niña y estaba tan emocionada como asustada. Mi papá solía visitarme junto con mis hermanas en vacaciones. Era toda una aventura. El asunto es que por ser la primera vez, el se tomaba el tiempo de tomar mi mano, y decirme: ''Todo va a estar bien. No dejare que te hundas. Confía en mi''. De alguna manera, escuchar esas palabras de mi papá mientras me sostenía en sus manos, provocaban que yo me depositara en toda confianza en él. No fue tanto por mi emoción o el creer que yo podría sola, sino por él, que yo me anime a dejar la orilla. Aun cuando el fuera mas profundo, yo sabia, que estaría tan segura como si me encontrara en la orilla de aquel mar. Por la simple razón, de que el estaba conmigo.
Sucede igual en la vida. Dios constantemente se acerca a ti, extendiéndote Su mano, porque quiere sacarte de esa orilla (tu comodidad, pecado, conformidad, inseguridades, dudas, etc.), donde solo estas de espectador, donde de lejos observas el propósito por el que estas en esta tierra y te estas perdiendo de vivirlo y alcanzarlo. El, al igual que un padre que quiere enseñarte a nadar, lo que requiere de ti, es que tomes su mano, porque promete hacerlo contigo, ''Isaias 43:2a: Cuando cruces las aguas, yo estaré contigo; cuando cruces los ríos, no te cubrirán sus aguas...''. En otras palabras, solo te pide que «confíes en El» aun cuando te asustes; ''Salmos 56:3, Cuando siento miedo, pongo en ti mi confianza''. Entiende esto: no estas diseñado para quedarte en la orilla, con Dios siempre vamos mas profundo.

Cuando vemos la historia de Pedro caminando sobre el agua (Mateo 14: 22-33)— ¡oh si! ¡caminó sobre el agua! ¿asombroso no te parece? — y él «comienza» a hundirse, v.30; lo que Jesús le reclama fue ''¿por que dudaste?'', eso es falta de fe, lo que tiene como resultado una falta de confianza en quien le dijo «¡VEN!». Sí con un poquito de confianza que Pedro tuvo cuando escuchó que Jesús lo llamaba a las aguas, el logró caminar sobre ellas por un momento ¿te imaginas cuánto más no habría sucedido sino hubiese dudado? pero esto es lo que sucede, Jesus permitió que Pedro cayera en el agua, pero no lo dejó ahogarse. Y es que a veces necesitamos una «probadita» de lo que pasaría en nuestras vidas, sin la ayuda y sin tener puesta nuestra confianza en El. La buena noticia es que puedes confiar en Jesús, aun cuando hayan momentos en tu vida donde dudes, ¡no te quedes en la orilla! ¡no te quedes en la barca! porque ¡puedes tener la seguridad de que El no te dejará ahogarte!
¡Te bendigo y te abrazo!
Comments