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Corazón de piedra.

  • Lii.
  • 25 ene 2018
  • 2 Min. de lectura

Existen piedras de todos los tamaños y formas, pero todas tienes una cosa en común: son sólidas. Otras características de este material, es que dependiendo del tamaño, es su peso, es decir que unas son posibles de cargar y otras mejor ni lo intentes; unas son de superficie lisa y otras ásperas. Ahora, analicemos nuestro corazón. Muchos por los golpes de la vida, por heridas que alguien provocó, por heridas que ellos mismos se provocaron, por desilusiones, por perdidas, por la traición de un amigo y así sucesivamente; cuando menos lo esperaron, están cargando (algunos ya ni pueden con esa carga) una piedra mas que un corazón. Ya no creen, ya no confían, ya no aman, ya no tienen esperanza y quizás han llegado al punto donde su corazón de piedra no es común, sino un iceberg: totalmente frio.


El asuntito es que la condición de tu interior, por mas que trates de no evidenciarlo, se refleja en tu exterior. Piensas que por construir un muro de piedra en tu corazón, es sinónimo de fortaleza y no de debilidad ante los que te rodean. Quizás hasta te haz hecho promesas ''nadie volverá hacerme esto otra vez'' ''una vez, pero dos veces jamás''. La realidad es que, en el lugar donde nadie puede verte, donde solo estas tu, estas a gritos pidiendo ayuda.

Lo peligroso es que luchas con esto, no solo contigo mismo o con los que están alrededor de ti, sino también con Dios. Estamos acostumbrados a que El pague los platos rotos de nuestras vidas. Surgen los cuestionamientos, los ''por qué'', los ''cómo permitiste esto'' o los ''si me amaras esto no pasaría''. Y nuestro corazón se torna insensible hacia El. Preferimos alejarnos y mantenerlo de lejitos en nuestra vida. Esto le pasó al pueblo de Israel. Sus corazones se habían endurecido hacia Dios, tanto que comenzaron ha hacer lo malo. ¡¿Como si hubiera algo tan malo que ellos podrían haber hecho para provocar que Dios los dejara de amar?! ¡Jamás! al contrario, cuando esto sucedió, Dios le habla a su pueblo y le da esta promesa: Ezequiel 36:26, NTV: Les daré un corazón nuevo y pondré un espíritu nuevo dentro de ustedes. Les quitaré ese terco corazón de piedra y les daré un corazón tierno y receptivo''.






¡Lo mismo te dice hoy! Y sabes, me encanta que Dios no hace promesa de un ''remiendo de algo que ya tenias'', ¡no!, El te promete un corazón y un espíritu nuevo. En otras palabra El te esta diciendo, ''te dare un corazón que no esta usado, no esta dañado, que esta completo, tierno y receptivo''. Deja de huir de Dios, porque el es especialista en quitar corazones de piedras. Entrégale tu corazón (Proverbios 23:26). Y con eso, vuelve a creer, vuelve a confiar, vuelve a amar y vuelve a intentar que en Sus manos de amor derretirá lo que esta frio, y no importa qué, estará seguro.



¡Te bendigo y te abrazo!

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